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EL APORTE DE LA ENERGÍA EÓLICA A LOS OBJETIVOS DE NEUTRALIDAD DE CARBONO

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) entre 2000 y 2016, la cantidad de personas con acceso a energía eléctrica aumentó de 78 a 87 por ciento, y el número de personas sin energía bajó a poco menos de mil millones. Sin embargo, a la par con el crecimiento de la población mundial, también lo hace la demanda de energía y una economía global dependiente de los combustibles fósiles genera cambios drásticos en el clima.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que fijó la ONU para 2030 señalan que es necesario invertir en fuentes de energía limpia, como la solar, eólica y termal y mejorar la productividad energética. En particular el objetivo 7 señala la importancia de expandir la infraestructura y mejorar la tecnología para contar con energía limpia en todos los países en desarrollo.


Asimismo, La ralentización de las actividades a causa de la pandemia no ha logrado bajar la curva en los niveles sin precedentes de las concentraciones de gases de efecto invernadero que atrapan el calor en la atmósfera. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) continúa el incremento de los gases invernadero en la atmósfera causantes de la subida de las temperaturas, los sucesos meteorológicos extremos, la fusión de los hielos y el aumento del nivel del mar: la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ha alcanzado 419 partes por millón, la más alta de la historia.


Muchos gobiernos ahora están avanzando en la dirección correcta. A principios de 2021, los países que representan más del 65% de las emisiones mundiales de dióxido de carbono y más del 70% de la economía mundial asumieron compromisos ambiciosos con la neutralidad del carbono: la Unión Europea, Japón y la República de Corea, junto con más de 110 países más, se han comprometido a neutralizar el carbono para 2050; China dice que lo hará antes de 2060.



Diagnóstico y propuesta

Para el diseño de los ODS la ONU tuvo en cuenta una situación en la que 1 de cada 7 personas aún no tiene acceso a la electricidad; la mayoría de ellas vive en áreas rurales del mundo en desarrollo; la energía es uno de los grandes contribuyentes al cambio climático, y representa alrededor del 60% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y por último se estima que los estándares de energía más eficientes podrían reducir el consumo de electricidad de los edificios y la industria en un 14%.


Así es como en el objetivo 7 de los ODS se propone de aquí a 2030, garantizar el acceso universal a servicios energéticos asequibles, fiables y modernos, aumentar considerablemente la proporción de energía renovable en el conjunto de fuentes energéticas y duplicar la tasa mundial de mejora de la eficiencia energética, entre otros detalles.


Según el PNUD, en la matriz energética de la región de América latina y el Caribe la participación de los combustibles fósiles es de cerca del 75% y llega al 44% en el caso de la generación eléctrica y más del 90% en el transporte. El petróleo está siendo reemplazado por el gas natural, que alcanza el 23% de la demanda de energía primaria total.


Como señalábamos en la edición anterior de Noticias CEA, hay 743 GW de capacidad de energía eólica en todo el mundo, lo que ayuda a evitar las emisiones de más de 1.100 millones de toneladas de CO2 a nivel mundial. La eólica es la tecnología de energía limpia con el mayor potencial de descarbonización por MW, pero, según muestra el informe Global Wind Report 2021, la tasa actual de su despliegue no será suficiente para lograr la neutralidad del carbono a mediados de este siglo.



Según los escenarios que han sido establecidos por organismos energéticos internacionales, como IRENA y la AIE, el mundo necesita instalar un mínimo de 180 GW de nueva energía eólica cada año para limitar el aumento de temperatura a 2ºC por encima de los niveles preindustriales, y necesitarán instalar hasta 280 GW anualmente para mantener un camino que cumpla con el objetivo de carbono cero para 2050. Esto significa que la industria y los legisladores deben trabajar en colaboración y actuar con rapidez para acelerar la implementación: en definitiva se necesita instalar nueva capacidad de energía eólica tres veces más rápido durante la próxima década para lograr los objetivos climáticos globales.



En este contexto en 2018 Argentina definió como meta para 2030 incrementar el porcentaje de energía renovable en el consumo total y alcanzar el 16,3%. Es así como el desarrollo industrial global como el existente encuentra un desafío de gran dificultad en su compromiso por reducir su huella de carbono. Existe consenso suficiente entre los especialistas de energía que impulsar la descarbonización a través de una transición hacia las energías renovables y limpias resultará en una mejora ambiental y económica significativa a mediano plazo.


Una economía neutra en materia de contaminación ambiental es el único camino del que dispone el mundo para torcer el rumbo de la crisis ambiental.

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