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Lo que dejó el 2022, y lo que vendrá

Con el 2023 a la vuelta de la esquina, repasamos los logros y desafíos del año que termina: un 2022 signado por la preocupación global en torno a la seguridad energética a raíz de la invasión rusa a Ucrania, que ha llevado a países de todo el mundo a recurrir cada vez más a las energías renovables, especialmente la eólica y la solar, en pos de reducir la dependencia de los combustibles fósiles, cuyos precios se han disparado drásticamente.



Frente a esta situación, la International Energy Agency (IEA) ahora estima que la capacidad global de energías renovables aumentará en 2400 gigavatios (GW) durante el período 2022-2027, una cantidad equivalente a la capacidad total de energía de China en la actualidad, según ha manifestado a través de la última edición de su informe sobre el sector, Renewables 2022. En lo que refiere puntualmente a la capacidad eólica, el trabajo augura que prácticamente se duplicará.


Dicho está: la crisis energética global ha puesto en evidencia la necesidad de un cambio urgente de matriz energética.


En distintos eventos climáticos, en efecto, se hizo hincapié en la importancia de una transición rápida hacia energías limpias, especialmente la eólica, en pos de alcanzar la neutralidad de carbono para el año 2050. En ese sentido, en el contexto de la COP27 -uno de los de mayor importancia, celebrado el pasado noviembre en Sharm El Sheikh, Egipto-, GWEC presentó un informe sobre las oportunidades que representa la energía eólica en las economías en desarrollo, destacando a cinco países clave para la transición energética global por su capacidad eólica significativa: Colombia, Marruecos, Egipto, Indonesia y Argentina.


El estudio advierte que instalar 1 GW de energía eólica terrestre por año entre 2022 y 2027 significaría para cada país: 19.300 millones de dólares en valor bruto agregado a las economías nacionales durante los 25 años de vida útil de los parques eólicos; 114 mil puestos de trabajo durante la fase de desarrollo, construcción e instalación de parques eólicos; 12 mil puestos de trabajo adicionales al año durante la fase de operación y mantenimiento de 25 años de los parques eólicos; 5,9 millones de hogares alimentados con electricidad limpia a partir de 2027.


Sin embargo, GWEC detecta barreras comunes que hay que superar en pos de un mayor despliegue de la industria: una falta de compromiso político claro, ausencia de objetivos y plazos concretos y ambiciosos; infraestructura e inversión insuficientes en el sistema de transmisión; y marcos legales excesivamente complejos para obtener aprobaciones para proyectos de energía renovable.


El potencial ilimitado de la Argentina


Hablando puntualmente la Argentina, el citado estudio indica que la situación macroeconómica -alta inflación, incertidumbre económica, etcétera- ha hecho mella en la

confianza de los inversores, pero advierte que igualmente hay gran interés en apostar por la región dado su enorme potencial, no solo por su riqueza en recursos para nuevas tecnologías de cero emisiones sino además por su histórica capacidad industrial, tecnológica y científica.


“Argentina tiene actualmente 3.300 MW de capacidad eólica terrestre instalada, y GWEC Market Intelligence pronostica que instalará alrededor de 300 MW por año en un escenario de negocios habitual, entre 2022 y 2027. En un escenario de transición acelerada, sin embargo, en el que se resuelva el esquema de permisos y la infraestructura de transmisión, el país podría instalar un 26% más de capacidad de energía eólica terrestre en los próximos cinco años”, remarca la investigación.


Vale recordar que actualmente son 58 los parques eólicos en operación en nuestro territorio, pero hay proyectos en marcha, tanto de construcción como de ampliación que redundarán en un mayor número de aerogeneradores y, en consecuencia, en una mayor producción energética. Algunos ejemplos: el Parque Eólico La Elbita, en la provincia de Buenos Aires; el Parque Eólico San Luis Norte, en San Luis, y el Parque Vivoratá, en Buenos Aires; el Parque Eólico Aluar, en Puerto Madryn; y el Parque Eólico Arauco, en La Rioja.


El papel de la Cámara Eólica Argentina


Estimular las oportunidades de crecimiento de la industria eólica en el sistema eléctrico para poder ayudar a los diferentes sectores de la economía a cumplir con sus objetivos de transición energética y reducción de emisiones de carbono, han sido uno de los objetivos de la Cámara Eólica Argentina este 2022.



También, el transporte eléctrico y la problemática de las importaciones y divisas, han constituido un objetivo fundamental de la gestión y se ha logrado mantener un diálogo abierto y cotidiano con las autoridades regulatorias.


Bernardo Andrews, presidente de la CEA destacó, “Aún hay un camino importante que recorrer para conseguir los objetivos que el sector eólico plantea y necesita. Objetivos en los que estamos comprometidos con nuestra convicción y nuestras inversiones”. Agregó “Desde la Cámara trabajamos de manera propositiva en la expansión del transporte de Argentina. Estamos en una etapa donde los privados pueden, en conjunto con las autoridades, articular soluciones de mediano plazo”, concluyó.


En un año decididamente complejo, la CEA ha trabajado a conciencia para que las energías renovables tengan más lugar en la planificación energética del país, ahondando en los desafíos y las oportunidades de la industria en diversas jornadas, proporcionando encuentros de relacionamiento, e intercambio de conocimiento. También ha trabajado junto a la Plataforma H2 y asociaciones del sector, para generar un marco regulatorio para el H2. Y fue elegida para presidir el Comité Ejecutivo de Energías Renovables del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), otro momento importante en nuestro calendario.


Marca histórica


Entre los momentos dignos de celebración, cabe destacar que las energías renovables rompieron nuevos récords de participación en la generación eléctrica, que alcanzaron un pico del 31,3 % el 8 de octubre. De ese total, el 67,7% provino de la industria eólica, lo cual resulta un claro indicativo de que, aún si la transición hacia una matriz energética más balanceada resulta un largo y arduo camino, es posible.


La CEA entiende que garantizar las condiciones para un mayor desarrollo del sector eólico, y renovable en general, es crucial para lograr la fiabilidad del sistema, una mayor libertad energética, y una reducción de la dependencia al gas y GNL importados. En esa dirección ha trabajado este 2022, y lo seguirá haciendo en adelante.

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