Las inundaciones, incendios y desastres naturales que acechan al planeta no aumentaron por pura casualidad. El calentamiento global está virando hacia una temperatura de 2,4° y, en caso de alcanzar los 3°, la Tierra se volverá inhabitable para todos. El cambio es urgente y la instalación de energías renovables es clave para revertir esta tendencia.
Los objetivos climáticos para el 2050
En el año 2015 se acordó entre 196 signatarios lograr la reducción del calentamiento global a menos de 1,5° en comparación con los niveles preindustriales para mitad de este siglo. Desde entonces, aunque se han tomado medidas para reducir las emisiones netas de carbono, los esfuerzos no han sido suficientes para lograr los objetivos climáticos requeridos para esta década.
El Acuerdo de París establece la renovación de este compromiso cada 5 años en donde los países firmantes deben presentar las medidas que se tomarán a corto y largo plazo para lograr el objetivo planteado en el 2015. En noviembre de este año se presentarán estas medidas durante la COP26 y las acciones deberán ser llevadas a cabo durante esta década para evitar que la crisis climática llegue a un punto irreversible.
Carta abierta para evitar una catástrofe climática
La Cámara Eólica Argentina junto a las principales asociaciones y empresas de la industria eólica mundial, y con el liderazgo de GWEC (Global Wind Energy Council), presentó una carta abierta a los presidentes del G20 para que muestren un mayor compromiso en la crisis climática, elevando las ambiciones nacionales y presentando urgentemente planes concretos para aumentar la producción de energía eólica con el fin de reemplazar los combustibles fósiles.
El mensaje de la carta es claro: la acción para abordar el cambio climático se está retrasando y el tiempo se está acabando. Incluso bajo las promesas de “net zero” hechas recientemente por los miembros del G20, el mundo está girando hacia una vía de calentamiento global de 2.4 °C en este siglo. Esto reafirma que las decisiones tomadas en este año y en esta década son fundamentales para preservar nuestro planeta y evitar una catástrofe climática.
También afirma que, como el G20 representa a la mayor parte de la población mundial y más del 80% de las emisiones globales de CO2 relacionadas con la energía, tienen el poder y el deber público de tomar en serio la mitigación del cambio climático.Tal como lo han publicado AIE e IRENA, la energía eólica se convertirá en la principal fuente de generación eléctrica mundial para 2050, junto con la energía solar fotovoltaica. Este cambio de paradigma se basa en el recurso eólico terrestre y marino casi ilimitado que está disponible en todas las regiones del mundo, su competitividad de costos y su rápida escalabilidad utilizando la tecnología ya existente.
Es importante que los gobiernos de los diferentes países destinen recursos y políticas públicas a la instalación de energías renovables. Argentina, por ejemplo, está tomando compromisos cada vez más ambiciosos y en línea con las principales economías del mundo. Pero para que todas las naciones puedan cumplir y llevar a cabo sus objetivos climáticos es necesario reconocer las diferencias económicas entre países, contempladas en el acuerdo climático de París. En él se exigen transferencias anuales de 100 mil millones de dólares de países mejor posicionados económicamente hacia los países menos desarrollados para que tomen medidas contra el calentamiento global .
El pasado 20 de julio, por ejemplo, John Kerry, enviado especial del presidente Joe Biden para el cambio climático, reiteró ante el G20 la promesa de Estados Unidos de triplicar su apoyo con 1,5 mil millones de dólares para la adaptación en los países más pobres para 2024. Esto forma parte de un movimiento más amplio para aumentar la inversión en adaptación y mitigación de la crisis climática en los países en desarrollo. Más esfuerzos de este tipo son vitales para el desarrollo de las energías renovables en todo el mundo.
¿Qué propone concretamente la industria eólica?
Actualmente, hay 56.000 GW de potencial técnico eólico marino fijo y flotante en los países que integran el G20. Sólo Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Japón, Indonesia, México, Sudáfrica y los Estados Unidos albergan, al menos, 296.000 GW de potencial eólico terrestre.
La energía eólica debe convertirse en el motor de las economías del G20 en un mundo de 1,5 °C y ya puede comenzar a impulsar una recuperación ecológica de la pandemia de COVID-19. Pero la industria enfrenta cuellos de botella políticos y regulatorios críticos que impiden el despliegue de proyectos y bloquean el flujo de inversiones necesarias. Para resolver estos problemas, la industria eólica global le pide a los líderes mundiales y del G20:
Aumentar la ambición en los objetivos de la energía eólica a nivel nacional a través de las estrategias climáticas nacionales, que reflejen mayor capacidad para la energía eólica y renovable, apuntando a los sectores nacionales intensivos en carbono, a través de asociaciones público-privadas, incentivos a energías renovables y planes de divulgación.
Implementar políticas y marcos regulatorios efectivos para la adquisición y entrega de energía renovable, incluyendo esquemas de permisos razonables y optimizados, con una generación prioritaria para energías renovables y un desarrollo ambientalmente racional.
Comprometerse con la construcción rápida de infraestructura de energía limpia, incluidas redes de transmisión, a través de la experiencia conjunta y un mayor diálogo entre los operadores del sistema, los reguladores y las empresas de servicios públicos para abordar los cuellos de botella y planificar la integración de la energía renovable a gran escala.
Acordar mecanismos de fijación de precios del carbono, eficaces y creíbles, que reconozcan los costos sociales de las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación, y puedan enviar señales de mercado claras.
Alinear los flujos de financiación nacionales y regionales con los puntos de referencia para una vía que cumpla con los 1,5 ° C, incluyendo la orientación de la financiación pública hacia la transición energética.
Desarrollar políticas cohesivas e inclusivas que dediquen recursos públicos al cambio hacia una economía neta cero, incluyendo esquemas de capacitación y transición laboral que puedan identificar oportunidades de empleo alternativo en energías limpias para trabajadores en industrias de extinción basadas en combustibles fósiles.
Es necesario actuar con rapidez y con la fuerza colectiva de los gobiernos, los inversores, la industria y las comunidades. Los representantes de la industria eólica mundial están listos para trabajar junto con los países del G20, las partes de la COP, los signatarios del Acuerdo de París, las principales instituciones internacionales de energía y los principales bancos multilaterales de desarrollo para establecer con ambición, soluciones concretas para acelerar el despliegue de la energía eólica en esta década crucial. La crisis climática es urgente y el momento de establecer acciones para revertirla es ahora.
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